Japón se prepara para conmemorar mañana el primer aniversario del tsunami del 11 de marzo, con los planes urbanísticos de reconstrucción.
Todas las ciudades costeras de las provincias nororientales de Iwate, Miyagi y Fukushima celebrarán mañana memoriales en honor de los casi 20.000 muertos y desaparecidos que dejó la catástrofe y se unirán en un minuto de silencio a las 14:46 hora local (5:46 GMT), la misma a la que tuvo lugar el seísmo.
Lo mismo sucederá en Tokio, donde se convocó una gran ceremonia en la que participarán, entre otros, el emperador, Akihito, y el primer ministro, Yoshihiko Noda.
Jorge es argentino y vive a 172 kilómetros de la capital japonesa. Al respecto de la situación actual del gigante asiático advirtió: “En líneas generales pienso que se ha trabajado bien, más que nada en el aspecto social. La gente está contenida y fue reubicada en su mayoría”.
“El pueblo japonés ya ha superado el momento. Es parte de su idiosincrasia. Durante la Segunda Guerra Mundial hubo cientos de miles de muertos, sin embargo tras la bomba atómica y luego de 30 años, Japón ya se perfilaba como una potencia económica”, dijo al respecto del espíritu del pueblo.
Las ciudades más golpeadas por el desastre, como Onagawa o Ishinomaki, vieron aumentar la llegada de autobuses con visitantes de diversos puntos del país que planean acudir a los actos oficiales, pese a las posibles nevadas y temperaturas bajo cero que se esperan mañana en la zona.
Otros, con algún familiar entre los fallecidos, se desplazaron a la región para participar en los ritos que casi todos los templos y santuarios del noreste tienen previsto organizar en honor de las víctimas del 11 de marzo.
En medio del trajín vinculado al aniversario, muchas localidades continuaban con la limpieza de escombros, ya que se calcula que de los cerca de 22 millones de toneladas de residuos que dejó el tsunami quedan aún por recoger más de 6 millones.
En el caso de Ogatsu, los pocos vecinos que quedan en esta villa pesquera donde murieron unas 200 personas pudieron contemplar finalmente la retirada de un autobús volcado sobre el techo de un centro deportivo que se había convertido en la triste estampa del lugar durante casi un año.
Parte de los 80.000 desplazados por culpa del accidente en la central nuclear de Fukushima desconocen si alguna vez podrán regresar a sus hogares, mientras que una fracción de los que perdieron sus casas por el tsunami se debate entre permanecer en la región o mudarse definitivamente.
“Para que Fukushima vuelva a su estado normal, completamente recuperado, se tardarán aproximadamente 40 años. Y todavía no se sabe cómo solucionar el problema del agua contaminada por la radioactividad. Esta es una de las secuelas más graves”, agregó Jorge Caballero.
Tras la catástrofe, se registró una importante caída en los ingresos de las arcas de estos necesitados municipios, algo que va unido a que muchas empresas locales afectadas por el tsunami, destinadas a ser el pilar de la reconstrucción, no pudieron reanudar aún sus actividades.
Se calcula que de los 27.000 negocios afectados por el desastre más del 20% aún no reanudó operaciones, y cerca de 1.750 ya anunciaron que echan el cierre.